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MANUAL DE REANIMACIÓN CARDIOPULMONAR
1. Introducción
La mayoría de las situaciones de emergencia vital y paradas cardiorrespiratorias ocurren en el ámbito extrahospitalario, produciéndose cierta demora en la asistencia del personal médico, que es vital a la hora de obtener resultados favorables con las medidas aplicadas.
Un factor que determina un claro aumento de la supervivencia en este tipo de situaciones es la activación precoz de los sistemas de emergencias extra hospitalarias y la aplicación rápida de las maniobras de soporte vital básico por parte de las personas que socorren a las víctimas.
En diferentes estudios se ha demostrado que el tiempo es uno de los factores esenciales a la hora de mejorar la supervivencia, y se estima que los mejores resultados se obtienen cuando las maniobras de RCP Básica se inician antes de 4 minutos, una vez producida la situación de parada cardiorrespiratoria y antes de 8 minutos, en el caso de las maniobras de RCP avanzada.
Otro factor determinante del aumento de la supervivencia es la calidad de las maniobras de resucitación aplicadas, obteniéndose mejores resultados siempre que se apliquen éstas de acuerdo con las recomendaciones ya establecidas.
Por último, la causa de la parada cardiorrespiratoria también actúa como factor determinante de la supervivencia. En adultos, las causas más frecuentes suelen ser de origen coronario y, dentro de ellas, un ritmo específico (la fibrilación ventricular) se identifica como desencadenante de la parada cardiorrespiratoria. En esta situación se presentan los mejores índices de supervivencia, puesto que el tratamiento específico mediante desfibrilación eléctrica, aplicado de forma precoz, determinará su resolución en un alto porcentaje de casos.
Es por esta circunstancia que la activación inmediata de un sistema de emergencias que pueda llevar a cabo el diagnóstico y tratamiento de dicha situación, es una de las premisas fundamentales en la resucitación cardiopulmonar básica.
2. Conceptos Básicos
Soporte Vital
"Conjunto de maniobras dirigidas a la prevención de la parada cardiorrespiratoria o a su tratamiento mediante maniobras de resucitación cardiopulmonar entendidas como el conjunto de maniobras normalizadas de aplicación secuencial, encaminadas a la sustitución y restitución de las funciones ventilatoria y circulatoria sin necesidad de aporte instrumental".
Parada Cardiorrespiratoria
"Situación, potencialmente reversible, de perdida de las funciones ventilatoria y circulatoria espontáneas".
Esta situación provoca el cese del flujo sanguíneo y, por consiguiente, la falta de oxigenación de los órganos vitales, fundamentalmente a nivel cerebral, que puede provocar la muerte de la víctima.
3. Diagnóstico de la situación
En esta exposición pretendemos mostrar de una forma sencilla y gráfica los mecanismos que tenemos para, en un principio, ser capaces de reconocer una situación de parada cardiorrespiratoria e iniciar posteriormente las maniobras de resucitación.
Comenzaremos con la realización del diagnóstico de la situación, mediante la valoración inicial global, determinando la existencia o no de consciencia, de ventilación espontánea y de pulso.
Determinación del estado de consciencia
Nos valdremos de la estimulación verbal y táctil de la víctima, llamándole por su nombre, si se conoce, sacudiéndole por los hombros o golpeándole suavemente en el rostro o en el pecho.
Determinación de la asistencia de ventilación espontánea
Se debe proceder a la apertura de la vía aérea, ya que en una persona inconsciente la lengua tiende a caer hacia la pared posterior de la faringe y obstruir el paso del aire. Esto se resuelve mediante la aplicación de cualquiera de las maniobras siguientes:
Maniobra mentón frente: consiste en la realización de una hiperextensión cervical, aplicando la palma de una de las manos sobre la frente de la víctima y traccionando con los dedos de la otra mano de la parte ósea del mentón. Esta es la maniobra de más fácil aplicación y de uso más extendido La tracción mandibular se efectúa cuando se sospecha que existen lesiones cervicales en pacientes traumatizados. Consiste en la tracción de la mandíbula, manteniendo fija la columna cervical al sujetar la cabeza con la otra mano. Conseguimos así elevar la mandíbula y, con ello, despejar la vía aérea.
Actualmente no se recomienda la realización de maniobras tales como la triple (en sus versiones modificada o no) y la frentecuello, ya que se ha demostrado en algunos estudios que se produce una mayor incidencia de lesiones isquémicas medulares en pacientes traumatizados a los que se les aplicaron.
Una vez realizada la apertura de la vía aérea, y tras haber despejado de la cavidad oral los cuerpos extraños, se debe comprobar la existencia o no de flujo ventilatorio, valiéndose el reanimador de la vista, el oído y el tacto. Aproximando el rostro a la boca y a la nariz de la víctima, mirando hacia el pecho de la misma, el reanimador intentara oír y sentir el flujo aéreo en su rostro, a la vez que comprueba la existencia de movimientos torácicos
A. Mirar el tórax de la víctima.
B. Sentir el flujo aéreo en el rostro.
C. Oír ruidos respiratorios
Tras la comprobación de la ventilación, se determinará la existencia de pulso central.
4. Maniobras de aplicación en soporte Vital Básico
Ventilación boca a boca
Consiste en la insuflación de los pulmones de la víctima con el aire espirado por el reanimador, que contiene aproximadamente un 16% de oxígeno.
Para su aplicación, el resucitador procede, en primer lugar, a abrir la vía aérea mediante cualquiera de las maniobras descritas. A continuación, sellará con sus labios la boca de la víctima y cerrará los orificios nasales de la misma utilizando su mejilla o mediante la aplicación de una pinza formada con los dedos índice y pulgar de la mano situada sobre la frente.
Debe proceder a llenar los pulmones de la víctima con una cantidad de aire que oscilará entre 800 y 1.200 ml., (actualmente, se considera suficiente un volumen de 400 a 600 ml.), que es ligeramente superior a la que habitualmente inhala al respirar
La ventilación debe realizarse de forma progresiva, para evitar provocar el paso del aire al tubo digestivo. La duración de la insuflación será, aproximadamente, de 1 1/2 sg. a 2 sg., omprobando tras la insuflación la salida del aire de los pulmones de la víctima.
Masaje cardiaco externo
El masaje cardiaco externo es la maniobra utilizada para la sustitución de la función circulatoria, y consiste en realizar compresiones a nivel de la pared torácica, en un intento de conseguir que el cambio de presiones torácicas facilite la expulsión de la sangre del corazón y su llegada a los diferentes órganos, fundamentalmente al cerebro y al miocardio.
El primer paso para su aplicación es la localización del punto de masaje , situado en el tercio inferior del esternón, para lo cual seguiremos el reborde costal de la víctima hasta localizar el apéndice xifoides (punta del esternón
A partir de aquí, medimos 2 traveses de dedo sobre el esternón, situando a continuación el talón de la otra mano.
Para evitar el apoyo de las palmas sobre la pared torácica, se entrelazan los dedos tal como se observa en la figura 9, manteniendo los brazos extendidos y perpendiculares al tórax de la víctima. Realizando las compresiones cargando el peso del reanimador, haremos que descienda alrededor de 5 cm., y procuraremos mantener una relación compresión/descompresión de 1:1.
Es recomendable que, al realizar las compresiones, las contabilicemos en voz alta, con el fin de mantener una correcta relación compresión/descompresión y un ritmo de 80 a 100 compresiones por minuto.
5. Otros.
Posición lateral de seguridad
Esta posición permite la prevención de la obstrucción de la vía aérea por la caída de la lengua hacia atrás y la aspiración de contenido gástrico por encontrarse la víctima inconsciente en posición de decúbito supino. Se adopta haciendo rodar a la víctima hacia el reanimador preservando en la medida posible el eje cabezatronco y evitando lesionar, en el desplazamiento, los brazos o las piernas.
Maniobra de desobstrucción de la vía aérea: Maniobra de Heimlich
Es necesario recordar que el mejor mecanismo de desobstrucción de la vía aérea es el reflejo de la tos, por lo que, si este existe, no se deberá interferir con golpes en la espalda ni acciones similares.
Cuando se produce la obstrucción de la vía aérea, se produce el reflejo de llevarse las manos a la garganta. Si no se produce tos espontánea, el reanimador se aproximará a la víctima y, tras informarla de sus intenciones, se situará detrás de ella y colocará un puño en la región epigástrica, de forma que el pulgar quede dirigido hacia dentro, con la otra mano situada sobre este puño.
En esta posición, se aplicarán compresiones abdominales bruscas dirigidas hacia dentro y arriba, repitiéndolas hasta conseguir la expulsión del cuerpo extraño.
En el caso de obstrucción de la vía aérea, estando la víctima inconsciente, el reanimador se situará a horcajadas sobre ésta, colocando las manos de la misma forma que para aplicar el masaje cardiaco, pero situándolas en la región epigástrica, y realizará 5 compresiones bruscas dirigidas hacia dentro y hacia la cabeza de la víctima, comprobando posteriormente si el cuerpo extraño que producía la obstrucción ha salido a la cavidad oral, de la que lo extraerá con los dedos.
En el caso de no conseguir la desobstrucción en un primer intento, se procederá a realizar 2 insuflaciones y se volverá a repetir las compresiones hasta lograrla.
Cuestionario
Video 1
Video 2
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